Milagros

San Francisco de Paula con una gran humildad, a menudo utilizaba su milagrosa inmunidad al fuego en menesteres cotidianos

Para algunos santos, la inmunidad al fuego parece ser indicio de una gracia especial, mientras que para ciertos hombres y mujeres menos eminentes esa misma inmunidad parece cosa natural y habitual. Un santo que manejaba el fuego con la misma facilidad que otros una pala o un bastón era Francisco de Paula, muerto en 1507.

San Francisco de Paula

Francisco había nacido en Italia de familia campesina, y muchas de las historias que de él se cuentan tienen por escenario los trabajos y labores de la vida cotidiana. Por ejemplo, una vez entró en la forja de un herrero cuando éste estaba terminando de preparar unas herraduras, para informarse de un trabajo que necesitaba que le hiciesen. Al preguntarle si tenía bastante hierro, el herrero le indicó un gran pedazo de hierro al rojo que quedaba, y Francisco, sin encomendarse a nadie, se agachó y lo agarró. “Disculpen”, dijo a los que le gritaban horrorizados, “es solo para calentarme.”

Milagro de San Francisco de Paula

En otra ocasión Francisco parece haber comunicado su inmunidad al fuego a otra persona. Según se cuenta, el horno de cal que había servido para construir nuevos edificios monásticos cerca de Paterno Calabro se había incendiado y parecía en peligro de derrumbarse. Quizás la entrada fuese demasiado chica para Francisco, pues dio instrucciones a un fraile pequeñito para que entrase en el horno y apuntalase el techo con un bastón. El fraile hizo lo que se le pedía, no sufrió daño alguno y el horno se salvó. (en ese caso, San Francisco debió de comunicar su inmunidad no únicamente al fraile, sino también al bastón utilizado como puntal.)

Otro ejemplo de cómo aplicaba San Francisco su misteriosa inmunidad a tareas mundanas fue la ayuda que prestó a unos que hacían carbón vegetal. Habían cubierto de tierra su montón de leña tan torpemente que la llamas se escapaban por varios sitios. Mientras reunían más tierra para tapar los agujeros, Francisco se sirvió de sus pies desnudos para contener las llamas.

San Francisco de Paula

Pero no fueron tales historias las que hicieron a las autoridades eclesiásticas fijarse en Francisco, sino su fama de llevar una vida de extremada austeridad y privaciones. A su debido tiempo fueron enviados dos dignatarios de la Iglesia para examinarlo y ponerlo a prueba.

“Es muy fácil para ti hacer esas cosas”, le dijeron, “porque como campesino estas acostumbrado a ello, pero si fueses de noble cuna serías incapaz de vivir de ese modo.” A lo que Francisco replicó: “Es muy cierto que soy campesino, y si no lo fuera sería incapaz de hacer cosas como ésta.” Ardía cerca un gran fuego. Alargó ambas manos y agarró leños ardiendo y carbones al rojo, y sometiéndolos dijo a uno de los canónigos: “Y veis: no podría hacer esto si no fuese campesino.”

El canónigo se postró en el suelo y trató de besarle manos y pies, lo que Francisco no permitió.

Fuente

Herbert Thurston, The Physical Phenomena of Mysticism

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