Naturaleza
En distintas ocasiones, testigos han tenido avistamientos de fenómenos naturales un poco difíciles de explicar
Las cuerdas de luz
Había empezado la Segunda Guerra Mundial y en noviembre de 1940 Inglaterra había sobrevivido a lo peor del blitz . E. Matts, de Coventry, estaba trabajando en su jardín poco después de mediodía, con buen tiempo, cuando de pronto, comentó él:
Me pareció estar en el centro de una intensa oscuridad, y al mirar abajo observé a mis pies una bola de unos 60 centímetros de diámetro. Era de color verdiazul pálido y parecía hecha de cuerdas de luz retorcidas como de 7 milímetros de diámetro.
Al cabo de unos segundos la bola se levanto del suelo, libró una hilera de casas y aterrizó cuatrocientos metros más allá, provocando daños en un pub al estallar. “Es interesante hacer constar”, concluía Matts, “que no sentí la menor alarma, pero esto puede explicarse por el hecho de que, en aquella época, en Coventry habíamos soportado ya muchos bombardeos.”
Extraños rayos
Unos rayos hacia arriba, que empezaban encima de la nube de tormenta y se ramificaban como las raíces de un árbol en el cielo despejado que había sobre ella, fueron observados por un meteorólogo de las fuerzas áreas australianas en Broome, en febrero de 1945. Los describió como de color púrpura y de una duración insólita, de medio a un segundo.
Bola de fuego
Un tornado -o un bólido desprendido de él- abrió una zanja en una chancha de tenis de tierra apisonada en Curepipe (Mauricio), en el océano Índico, el 24 de mayo de 1948.
Una zanja en dirección norte-sur, de 20 metros de largo por 30 a 75 centímetros de ancho y una profundidad de 3 a 12 centímetros, se abrió en la superficie de la cancha. El material aventado de la zanja fue arrojado hacia el oeste, a una distancia de 16 metros. Varios trozos que pesaban aproximadamente medio kilo fueron lanzados a 10 metros. El material de la superficie estaba ligeramente ennegrecido, como por calentamiento, y durante dos o tres minutos se oyeron chasquidos como los de la caña de azúcar al arder… uno de los testigos dice haber visto una bola de fuego de unos 60 centímetros de diámetro que cruzó desde un campo de futbol a la cancha de tenis a través de una alambrada sin dejar el menor rastro de su paso…
Desde el puto de vista de la física, éste es uno de los casos más extraños de bolas de fuego que se conocen. Resulta difícil imaginar una teoría capaz de explicar cómo gases eléctricamente cargados pueden atravesar una red metálica sin producir ningún efecto en ella, y después causarlos en la tierra.
Fuente
Weather, Años 1964, 1951, 1949