Espectros y Fantasmas
Los intentos de expulsar a los demonios que poseían a Anneliese Michel acabaron en tragedia, al suprimirle asistencia médica durante el exorcismo
En noviembre de 1973, Anneliese Michel, joven estudiante de la Universidad de Würzburg (Alemania Occidental), fue llevada por sus padres a ver al párroco de Klingenberg, donde vivían. Había mostrado tales indicios de comportamiento anormal en la universidad -se negaba a comer y tenía violentos accesos de cólera, en los que gritaba y trataba de atacar a quienes la rodeaban- que sus padres estaban muy preocupados.

En opinión del clérigo, Anneliese estaba poseída por los demonios, así que recomendó un exorcismo. Conforme al procedimiento católico, el caso fue investigado por una prominente autoridad en exorcismo y posesión demoniaca, el padre Adolf Rodewyk, jesuita de 81 años. El padre Rodewyk se mostró de acuerdo con el diagnostico del sacerdote, y por recomendación suya el obispo de la diócesis, padre Josef Stangl, dio permiso para que se llevase a cabo el exorcismo. Los exorcistas elegidos fueron los reverendos Arnol Renz y Ernst Alt. Hasta entonces, Anneliese había recibido durante cuatro años tratamiento médico como epiléptica.

El 1° de julio de 1976, tras varios meses de exorcismo, Anneliese murió de desnutrición y deshidratación a la edad de 23 años. Pesaba 31 kilos. El 2 de marzo de 1978, los dos exorcistas y los padres de Anneliese fueron acusados de homicidio por negligencia, basándose en que habían permitido que el estado de su hija empeorase hasta llegar a la muerte sin ponerla en manos de los médicos. El obispo Stangl y el padre Rodewyk, que al parecer no sabían que carecía de asistencia médica, no fueron acusados. En abril de 1978 los dos sacerdotes fueron declarados culpables y se les condenó a penas de seis meses de prisión en suspenso.

Para la iglesia católica, la muerte de Anneliese Michel fue una pesadilla que demostraba los peligros inherentes al ritual del exorcismo y las poco claras distinciones entre la responsabilidad sacerdotal y la médica. En el libro del padre Rodewyk sobre posesión y exorcismo, publicado en 1963, se invita a los sacerdotes a considerar las explicaciones médicas en los casos de aparente posesión. Una de sus partes se titula “¡No pensemos siempre en una posesión!”. Subrayando la responsabilidad del obispo, el padre Rodewyk dice que “puede nombrar una comisión de teólogos y médicos para emprender nuevas investigaciones” y previene que los exorcistas “deben evitar desempeñar el papel de médico cuando encuentre síntomas fisiológicos”. Cita como autoridad el ritual romano del exorcismo: “el exorcista debe evitar dar o recomendar algún tipo de medicación al poseso; ésa es tarea del médico.” Aunque tales afirmaciones sugieren claramente que antes y durante el exorcismo puede ser necesario un médico, no se estipula que deba estar presente.

Esta diferencia en el procedimiento eclesiástico fue corregida, al menos en Alemania, tras la condena de los dos sacerdotes en el caso Michel. En mayo de 1968, la Conferencia Episcopal alemana dispuso que en el futuro no se permitiría ningún exorcismo sin que estuviese presente un médico.
Fuentes
The New York Times, 8 de agosto de 1976
Adolf Rodewyk, Possessed by Satan
Time, 8 de agosto de 1978